A Willington Ortiz, el mejor delantero colombiano de todos los tiempos, hay gente que no lo quiere en Tumaco. Argumentan los rencorosos que en sus tiempos de oro no hizo nada por el pueblo. Vea pues, hombre, Como si él hubiera dedicado su vida a la política y no al deporte. El compromiso de un delantero es hacer goles. Viejo Willy los hizo de todas las facturas y marcas. Lo sensato es reclamarle a los politicones del pueblo, ¿por qué tienen a la Perla del Pacífico sumida en la miseria y el desempleo, si en los últimos 20 años han manejado casi a su libre albedrío más de UN BILLÓN DE PESOS?
Nosotros en POPOLO lamentamos que el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, en días pasados, lo haya incluído en la tenebrosa lista Clinton. La causa es que varios lustros atrás, “viejo Willy” tuvo asuntos comerciales con las hermanas Rodríguez Orejuela, poderosa familia caleña vinculada al narcotráfico. Tal vez algunos recuerden que montaron unos almacenes donde se vendían artículos deportivos de muy buena calidad. Ortiz era la figura visible de la comercialización de estos artículos deportivos.
Viejo Willy que vive en Bogotá, se gana la vida limpiamente sobre todo en actividades relacionadas con el fútbol. Miren ustedes que ahora mismo el club de Los Millonarios le suspendió la firma del contrato que tenía entre manos para entrenar a los delanteros del otrora “ballet azul”, que ahora se parece más –con perdón de sus hinchas- a un desentonado grupo de guascarrilera (claro que esa insoportable y grotesca música hace felices a muchos; allá cada uno con su gusto, o mal gusto sería mejor decir). En éstos tiempos que corren hay que tener cuidado con quien se junta uno. Los gringos acechan…
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